· Petición dirigida a: Instituto de Enseñanza Secundaria
Ramiro de Maeztu
Apoya la petición de
que los padres y madres podamos elegir entre libros de texto o libros
electrónicos, y que en unos y otros se garantice la coincidencia de contenidos
de idéntica calidad
Por todas las razones descritas con amplitud en la siguiente carta, que un grupo de padres y madres de 1º y 2º de la ESO queremos hacer llegar al Consejo Escolar y la dirección del IES Ramiro de Maeztu:
"Muy Sres. nuestros:
Los objetivos fundamentales del presente escrito son las siguientes peticiones:
1. que el centro proporcione las alternativas equivalentes de libros impresos en papel o libros electrónicos que hayan de utilizarse en el desarrollo de las diversas enseñanzas, siempre de acuerdo a las editoriales elegidas por los órganos de coordinación didáctica del Ramiro de Maeztu, de tal manera que padres y alumnos puedan ejercer la libertad de elegir el soporte que más convenga a las necesidades de cada núcleo familiar
2. para aquellos que opten por los libros electrónicos, ofrecer a los usuarios la posibilidad de verificar la correcta descarga y funcionamiento de los libros digitales en los distintos soportes y sistemas operativos antes de hacer efectiva la compra
3. control del tipo de acceso a la red a través de la wifi que el Ramiro de Maeztu va a implantar y permitir en el centro, limitando el acceso únicamente a los contenidos necesarios para el estudio y bloqueando el acceso a cualquier tipo de redes sociales, incluyendo juegos, whatsapp y otras plataformas de chat y mensajería, tan presentes en la vida de gran parte de los alumnos. Para los documentos compartidos etc, sería muy recomendable que el instituto pusiera a disposición de los alumnos un espacio de almacenamiento compartido, distinto a google drive, ya que este procedimiento significaría una puerta abierta para el uso del chat en gmail
Sería muy interesante organizar un curso de orientación para padres impartido por el Ramiro acerca de la adquisición y manejo de herramientas de control parental, ayudando así a formar un equipo complementario entre padres y profesorado frente al problema de la “adicción a la tecnología” o, mejor dicho, “adicción a los mundos virtuales desatendiendo al entorno real” que muchos jóvenes padecen.
Nos mueve a estas peticiones la mala experiencia vivida por una parte de alumnos y padres en el curso 2013-2014 y la falta de información y consulta presentada entonces a los padres en cuanto al proyecto del estudio con libros y soportes digitales -situación que no ha variado significativamente en las informaciones que están llegando por parte del Centro en este inicio de septiembre-.
La pesadilla comenzó ya en el proceso de descarga de los libros a comienzos del año escolar 2013-2014, en el cual los profesores no prestaron el apoyo debido a los alumnos, siendo ellos mismos (y sus padres) los únicos responsables de luchar para que esta descarga funcionara, superando la negligencia por parte de la editorial Anaya y de la plataforma Blink Learning, obstáculos que en algunos casos no fueron vencidos en todo el curso escolar; al fin de éste, algunas familias han declarado que los libros les han dejado de funcionar.
Si bien es verdad que la Jefatura de Estudios prestó su ayuda como intermediaria entre usuarios y plataforma editorial a aquéllas familias que lo solicitaron, no todos los alumnos pudieron descargarse la totalidad de los libros hasta al menos el mes de marzo de 2014 y los libros que sí fueron descargados, no han prestado correctamente todas las funcionalidades supuestas (subrayar, notas, etc). habiendo diferencias de funcionamiento entre los distintos soportes y sistemas operativos.
Algunos profesores optaron incluso por no utilizar los libros que los padres habíamos pagado, facilitando a los alumnos fotocopias de fichas para el estudio durante todo el año escolar.
Este año, además, el Instituto pretende declinar su responsabilidad al anunciarnos que la gestión de las incidencias que surjan la deberemos tener las familias directamente con la plataforma, incumpliendo con ello su obligación y compromiso de velar por el buen funcionamiento de las herramientas que nos han presentado como una opción exclusiva y única.
Recordemos que el real decreto 1744/1998 relativo al uso y supervisión de libros de texto y demás material curricular establece en el Artículo 2 punto 2º lo siguiente:
“Se entiende por libro de texto el material impreso, de carácter duradero y autosuficiente, destinado a ser utilizado por los alumnos y que desarrolla, atendiendo a las orientaciones metodológicas y criterios de evaluación correspondientes, los contenidos establecidos por la normativa académica vigente para el área o materia y el ciclo o curso de que en cada caso se trate. Deberán incluir las orientaciones que se consideren necesarias para su utilización personal por el alumno.”
Una parte de padres, madres y alumnos del Ramiro que están en nuestro entorno (1º ESO curso 2013-2014), han expresado firmemente su desacuerdo con el hecho de que los libros de texto sean exclusivamente digitales pues su utilización ha generado, desde nuestro punto de vista, diversos problemas de los cuales destacamos:
1.En muchas ocasiones durante las horas de clase, un buen número de alumnos se dedica a jugar y chatear en vez de estar atento al profesor, según nos comentan y confiesan nuestros propios hijos. Además, es importante saber que está previsto abrir el acceso a una red wifi, con la consecuente utilización indiscriminada de internet por parte de nuestros hijos.
2.El uso de estos soportes fomenta aún más la adicción de los adolescentes a la tecnología y no se ha visto por parte de su institución una educación orientada al buen uso de estos soportes.
3.Algunos alumnos cogen y maltratan los dispositivos de sus compañeros, especialmente de aquellos a los que acosan.
4.El material de estudio supone no sólo la compra y mantenimiento del dispositivo en cuestión, sino también de sus elementos (cables, baterías, circuitos, etc), lo que supone una interrupción en el flujo del estudio cada vez que un elemento se estropea, se pierde, se sustrae o es sujeto de algún tipo de mala manipulación, préstamo o intercambio entre los alumnos.
5.Los adolescentes son muy “vivos” y las claves de las taquillas terminan por ser conocidas por otros compañeros, con las consecuencias previsibles en el punto anterior.
6.La caducidad prevista de los libros digitales es contraria al espíritu de la ley antes citada, cosa que nunca ha ocurrido con los libros en papel, que son de la propiedad del comprador y se pueden guardar toda la vida si uno quiere.
7.Los libros digitales existentes hasta la fecha son más bien libros digitalizados y no se adaptan a los distintos soportes del mercado; así, por ejemplo, en las tablets, ni siquiera se tiene una visión completa sobre la página que se está estudiando, a no ser que se visualice al 15%, lo cual evidentemente impide su lectura. Este pequeño detalle impide tener una visión global del contenido en su contexto.
8.Existe un desfase entre las posibilidades que ofrecen los dispositivos modernos como los que nos hemos visto obligados a adquirir y la pobreza en el desarrollo tecnológico de los contenidos.
9.Dada la tendencia adictiva mencionada anteriormente, el uso de los libros en soportes electrónicos es un elemento más de disputas entre padres e hijos.
10.Estas tecnologías a menudo son desconocidas y complicadas para la generación de los padres, razón por la que el necesario control del estudio y deberes de nuestros hijos resulta aún más difícil de lo que es habitual en la mayoría de los casos, sobre todo en edades adolescentes.
Por todos estos motivos, cabe preguntarse hasta qué punto estamos obligados a ceñirnos al uso de medios tecnológicos impuestos por el Ramiro de Maeztu o si existe la posibilidad de poder elegir entre este método y el tradicional, opción que sí existe en otros centros de la Comunidad.
Si no hay elección posible y debemos acatar lo impuesto por el Instituto, cabe preguntarse entonces si este material tecnológico y su mantenimiento no debería estar proporcionado por el Centro, incluyendo únicamente el material necesario y destinado al estudio de las distintas materias.
Esta logística sí significaría una disminución del peso que lleva el alumno, objetivo que no consigue si el alumno debe transportar un ordenador, además de los cuadernos. No nos olvidemos que este es uno de los argumentos que se ha esgrimido para imponer el uso de estos soportes".